domingo, 23 de diciembre de 2012

EL TRATADO DE CORBEIL



"Según el ordenamiento político internacional y su jurisprudencia,la actual Cataluña era territorio francés y así fue hasta el 16 de julio de 1258.Tengo delante de mí un mapa europeo de la época,“Chrétíenté d’Occident à l’an de grâce 1235”. En él no consta referencia alguna a Cataluña".

Mariano Bendito es un excepcional historiador balear, hecho a sí mismo a base de investigaciones, estudios en bibliotecas y lecturas fidedignas, y en ellas ha encontrado el “Tratado de Corbeil” (1258) escrito en latín. Se trata de un documento interesante y transcendente. Pone de relieve una irrefutable realidad histórica que derriba estrepitosamente la mentira estrafalaria de los ahora llamados “países catalanes”.

Según el ordenamiento político internacional y su jurisprudencia, la actual Cataluña era territorio francés y así fue hasta el 16 de julio de 1258. En el mapa que se encuentra en la Biblioteca Nacional de París (1235) no consta ninguna referencia a Cataluña. El actual territorio catalán está enmarcado como territorio francés. No es error. Los ocho condados autónomos de lo que es hoy Cataluña pagaban entonces vasallaje feudal a la corona francesa.

Por esto el citado Tratado se inicia con estas palabras: ”Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor rey de Aragón, de las Mallorcas, y de Valencia, conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc. son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc.

Se deduce que los condados de la parte española estaban mejor relacionados con Aragón y que los del sur de Francia, con el rey francés. Siguiendo consejos de “hombres buenos” el rey francés (Luis IX) cede a Jaime los condados de la parte española y el aragonés cede a Luis sus derechos en la parte francesa. Este es en síntesis el Tratado de Corbeil. Su importancia histórica transcendente es que se firma 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 de la de Valencia.

Ante este hecho contrastado internacionalmente caen por su base muchas falsedades que se enseñan en libros de texto:

1.- Es falso que “la corona catalano-aragonesa” conquistara Mallorca y Valencia. Cataluña no existía entonces. ¿Qué invención es ésta de “corona catalana"?

2.- Es imposible que una Cataluña, inexistente política, jurídica, y hasta geográficamente tuviera lengua propia. ¿Cómo pudo dar la lengua catalana a Mallorca y Valencia? ¡Esto sí que es un milagro!

Después del Tratado, Jaime comenzó su labor legisladora comenzando por la moneda (1 de agosto, 1258. Jaime I legisla sobre la moneda de Barcelona), acercando políticamente los condados ya oficialmente feudatarios suyos. Con el tiempo todo el territorio se llamó Cataluña.

¿Qué lengua hablaban? Obviamente, el occitano, provenzal o lemosín propio del sur de Francia y condados de la Marca Hispánica. Lean libros magistrales de la también colaboradora de Baleares Liberal, Teresa Puerto, al efecto. La lengua catalana se llamó oficialmente “llemosí” hasta la segunda mitad del siglo XIX.

¿Comprenden por qué los historiadores pancatalanistas silencian siempre que pueden la verdad del Tratado de Corbeil?


El “saco de mentiras históricas” (como don Antonio Ubieto solía definír a los nazionalismos separatistas españoles) era la perfecta denominación de aquellas entidades medievales cuya paupérrima realidad histórica y humilde pasado no correspondían a la desbocada ambición presente de ser “nació” o “pais independent”. Por eso inventan y mienten su pasado. 

Durante toda la Edad Media Cataluña era solo una “Marca Hispanica” tributaria de los Reyes Carolingios hasta que en dicho tratado de Corbeil ,1258, entre San Luis Rey de Francia y Jaime I el Conquistador , acordaron que los Condados al sur de los Pirineos tributarían a la Corona de Aragón y los condados del norte a Francia.  Los 8 condados de la Marca Hispanica tuvieron plena jurisdición hasta el siglo XV. La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del Conde Ramón Belenguer IV en 1137 con Dª Petronila de Aragón , Barcelona quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón pero sin variar su condición de condado.  Los 7 restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta 1521, cuando el Rey de España Carlos I nombró Virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch de Cardona . Por lo tanto Cataluña no existió como región hasta esa fecha y, por lo tanto, no pudo actuar nunca antes como entidad histórica unificada. 

Más aún, el Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman, más todo lo que es la actual provincia de Lérida , más una franja grande del río Ebro hasta el mar, que incluía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador". 

Del Tratado de Corbeil es fácil sacar dos conclusiones : 

a) Si Cataluña no existía como tal era imposible que algo que no existe conquistase ni Valencia (1238) ni Mallorca (1229) . 

b) Si carecía de unidad política, jurídica y geográfica ¿cómo iba a tener unidad lingüística si lo que allí se hablaba era un mosaico de dialectos procedentes del PROVENZAL? . 

Decía el odiado y luego recuperado historiador catalán Jaume Vicens i Vives: "En més de 3.000 documents inedits que portem recollits, no hem trobat ni un de sol que ens parlés d'una emoció collectiva catalanesca , que ens revelés un estat de consciencia nacional: ho sentim com a catalans ..." (La Publicitat.Barcelona 1935).


2 comentarios:

chipitin666 dijo...

En síntesis y no encontrando mejores palabras que las de un columnista:
" César Vidal.

En contra de lo afirmado por el nacionalismo catalán, cuando las huestes aragonesas de Jaime I reconquistaron Valencia -una labor en la que les había precedido efímeramente el Cid- encontraron a una población que hablaba en una lengua romance que podían entender sin mucha dificultad, pero que no era el catalán. De hecho, el célebre naturista árabe Ibu-Albathar señala que los mozárabes (cristianos viejos) conservaron su lengua sin interrupción alguna. Y de la misma manera se expresan los demás escritores árabes. Hoy se conservan muchos códices, escritos en romanç, de los siglos IX, X, XI y XII que hablan de contratos, ventas, etc. efectuadas entre cristianos y entre moros y los mismos cristianos. Pero existe constancia de la correspondencia entre los cristianos que vivían bajo el poder musulmán, sujetos a sus leyes, y los cristianos libres del norte de España y de la Galia gótica, «i que la llengua parlada pels moçarabes era coneguda per lo nom de Al-Romía o llengua romana». Por si fuera poco, como señala J. Ribera: «... No deja de ser bien revelador que una de las disposiciones de Jaime I estableciera: ¿Els jutges diguen en romanç les sentencies que donaran, i donen aquelles sentencies a les parts que les demanaran¿». ¿Qué romance podía ser ése si los catalanes, según la mentira nacionalista, aún no habían enseñado a hablar a los valencianos? ¡Pues la lengua valenciana, que existía desde hacía siglos como derivación del latín! Por añadidura, un examen cuidadoso del «Llibre del Repartiment» -estudiado entre otros por Huici, Cabanes y Ubieto- deja de manifiesto que la lengua valenciana no llegó con las tropas del rey conquistador, primero porque en su mayoría esas fuerzas procedían de Aragón y no de Cataluña y, segundo, porque los pocos catalanes que vinieron no se asentaron en áreas valencianoparlantes. «Consideramos -dice A. Ubieto- que la lengua romance hablada en el siglo XII en Valencia persistió durante el siglo XII y el XIII, desembocando en el ¿valenciano medieval¿. Sobre esta lengua actuarían en muy escasa incidencia la de los conquistadores, ya que el aumento de la población del reino de Valencia no llegó a un 5% con la inmigración aragonesa y catalana. Y ésta iba aproximadamente por mitad y mitad...». No resulta extraño que el gallardo monarca hiciera referencia a la «llengua valenciana» de aquellos valencianos y que nunca la identificara con el catalán. Como escribió el profesor San Valero: «Los filólogos deberán llegar a la conclusión de que la lengua hablada en el reino de Valencia no es un fenómeno medieval, coetáneo o posterior a la reconquista por Jaime I, sino anterior». Se trata de un punto de vista reafirmado por Manuel Mourella de Lema («La identidad etnolingüística de Valencia»), Leopoldo Peñarroja («El mozárabe de Valencia») o Manuel Mourelle de Lema («La identidad etnolingüística de Valencia desde la antigüedad hasta el siglo XIV»). Y es que el valenciano, mal que les pese a los nacionalistas, no es catalán."

Aussie dijo...

Muchas gracias por la aportación